miércoles, 20 de julio de 2011

Dos ojos dicen más que dos palabras.

Me leí Sexus, de Henry Miller, hará cosa de un año y leí algunos párrafos que me hicieron pararme a pensar, por lo cual me encantaron. Uno de estos fragmentos lo pasé a ordenador y es el siguiente:

La conversación sólo es un pretexto para otras formas más sutiles de comunicación. Cuando éstas no funcionan, la conversación es algo muerto. Si dos personas tienen interés en comunicar mutuamente, no importa lo más mínimo lo confusa que llegue a ser la conversación. Las personas que insisten en la claridad y la lógica con frecuencia no consiguen hacerse entender. Siempre están buscando un transmisor más perfecto, engañadas por la suposición de que la mente es el único instrumento para la transmisión del pensamiento. Cuando empiezas a hablar de verdad, te entregas. Arrojas las palabras precipitadamente, no las cuentas como monedas. No te preocupas de los errores gramaticales o factuales, de las contradicciones, de las mentiras, etc. Hablas.

Si hablas con alguien que sepa escuchar, entiende perfectamente, aun cuando las palabras carezcan de sentido. Cuando esa clase de conversación se pone en marcha, se produce un enlace, independientemente de que hables con un hombreo o una mujer. Los hombres hablando con otros hombres necesitan esa clase de conversación tanto como las mujeres hablando con otras mujeres.

Poco más puedo aportar. Sólo que todas las conversaciones importantes tienen que hablarse cara a cara, pues es la forma más fácil que tienen dos personas para entenderse.

Se puede usar la mensajería instantánea para conversaciones cotidianas, evitando siempre debatir un tema hasta llegar a la discusión
(más aún si esta tiene una relación los sentimientos de los que están comunicándose).

Las cartas, los e-mails, los mensajes privados, los SMS... Todas estas formas de comunicación y las que se parezcan sirven para que uno escriba y el otro lea sin poder rebatir nada de un argumento mientras este no este acabado (al contrario que en la mensajería instántanea en la que uno interrumpe al otro en todo momento). Pueden resolver problemas pero solo si la solución la encuentra el que escribe y al que lee le parece aceptable.

Por último tenemos las conversaciones telefónicas. Estas son las que más se parecen a las conversaciones cara a cara y a las que se debe recurrir en caso de que quedar sea muy difícil. Aún así cuando hablas con alguien por teléfono no puedes ver los gestos que hace ni mirarlo a los ojos, solo tienes como información extra a las palabras la forma con la que estas se dicen.

Siempre que tengas algo importante que contarle a alguien olvídate de tecnologías y díselo con sinceridad en un lugar en el que solo os escuchéis el uno al otro.

La tranquilidad en los momentos difíciles es lo más importante, y la mejor forma de lograrla es con el silencio absoluto el cual solo rompan aquellas personas que tú desees.

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