martes, 22 de noviembre de 2011

Reflexiones


Entramos en el G-20 a costa de qué? De no pinchar la burbuja inmobiliaria de la que se acusa a Aznar pero que el PSOE usó un tiempo a su favor!

Abrid los ojos!! No se trata ni de PP ni de PSOE, los dos partidos tienen como principal objetivo mantener sus votos y perpetuarse en el poder porque viven de eso. Hacen política para ellos mismos y no para el pueblo. No os suena esto a Edad Media, a la nobleza que tanto estudiamos en los libros de historia sin darnos cuenta de que la situación ahora no es tan distinta a la de entonces?

Los que ahora somos jóvenes somos los primeros que hemos nacido con pocas o ninguna influencia de la dictadura española, ya sea por parte de un bando o por parte del otro. Somos nosotros los que ahora, elaborando nuestras ideas críticamente, podemos pensar en cómo solucionar esto porque lo que nos plantean en este momento los bancos y las empresas no es una solución.

Sí, vale, quizás acabemos con el problema del desempleo y esta crisis se acabe, pero será a costa de haber perdido los derechos que tanto sudor les costó conseguir a nuestros padres y abuelos. Además, ¿qué progreso plantea un sistema que se dedica a especular con los alimentos de millones de personas para hacer más grande una riqueza cuyo dueño no podrá gastar nunca?

El dinero se inventó para arreglar las injusticias del trueque. Tú me dabas lo que quería y yo te pagaba por ello para que tú pudieses usar ese dinero para comprar algo que tu necesitabas. Ahora se cambia dinero por dinero, no tiene ningún sentido! Sabéis que si los países con mayor deuda de Europa se la perdonasen entre ellos tendrían muchísima menos? Es como si yo te debo diez euros y tú a mi siete y quedamos en que yo te debo a ti tres. Es lo más lógico pero a los que tienen el dinero en este mundo no les interesa.

Por eso digo que tenemos que aprender todo lo que podamos para poder usar nuestros argumentos y convencer a los demás de lo que realmente es bueno para nuestra sociedad el día de mañana, aunque hoy no hagamos la alborada de cada año al terminar la procesión de siempre. Van a recortar en muchos servicios públicos, pero las políticas populistas van a seguir ahí para que aquellos que votan al que más fiesta les da lo sigan haciendo.

El mundo tiene que cambiar, y por una vez podemos ser los españoles los primeros en dar el paso adelante. Allá vosotros si os contentáis con tener un trabajo que os de para consumir todo lo que podáis sin molestaros de nada más. Tranquilos que Gobiernos despreocupados por cualquier tema medioambiental interesados por la economía tienen las soluciones que buscáis, pero mañana no os quejéis cuando nos falten recursos y alimentos.  Nos vengáis arrepentidos diciendo que el capitalismo no era tan bueno

Quizá el cambio sea duro, pero así ha sido siempre y toda revolución implica unos años catastróficos, para después obtener el fruto de nuestras ideas y sentirnos orgullosos de lo que hemos hecho, diciéndoles a nuestros hijos que hemos cambiado el mundo. Además, que miedo hay que tenerle a un cambio que incitan personas totalmente pacíficas que utilizan la palabra como arma?

Abrid vuestra mente, solo os pido eso si habéis leído esto.

domingo, 16 de octubre de 2011

Cuatro tweets, una idea.

El liberalismo clásico pedía un gobierno que no interviniese en economía, que solo se encargase de garantizar la seguridad.

¿Para qué van a pedir ahora eso los grandes empresarios si tienen algo mucho mejor?

Esquivan los impuestos, por lo que apenas nos ayudan con las organizaciones públicas que garantizan el estado de bienestar.

Sin embargo nosotros, que sí que pagamos todo lo que nos toca, tenemos que ver cómo el dinero público se usa para "rescatar" bancos y cajas.

jueves, 13 de octubre de 2011

Redacción de Filosofía

 La semana pasada nos pidieron en filosofía que relacionásemos el Mito de la Caverna de Platón con una situación de la vida real. Este es mi escrito.

Al empezar a pensar en cómo hacer esta redacción, lo primero que se le viene a uno a la mente son temas relacionados con drogas y otro tipo de adicciones, así como situaciones en las que se establece entre dos personas una relación en la que una de ellas se considera claramente superior y la otra, bien por miedo bien porque no ha conocido otra forma de vida, cree que es mejor estar así que intentar acabar con el problema. La violencia de género o la pederastia podrían ser ejemplos de esto último.

Sin embargo, creo que puedo moldear la idea de El mito de la caverna para tratar temas relacionados con la sociedad. Un mundo en el que unos pocos tienen más poder que la inmensa mayoría de la población. Si nos planteamos este hecho desde el punto de vista de alguien que pertenezca a una tribu que solo conoce la violencia como forma de demostrar el poder, resulta claramente irónico.

Pero claro, se supone que vivimos en Estados democráticos en los que un grupo de personas, denominados políticos, representan las ideas de todos creando una serie de normas que, básicamente, facilitan la convivencia entre todos los habitantes de un lugar, además de controlar hasta cierto punto una economía liderada por personas cuyas acciones deciden el futuro de todos y, en este caso, nadie de nosotros elije. La política, claro está, tiene muchas más funciones como garantizar que los derechos de las personas se cumplan.

Vayamos al hecho de la representación, que no es del todo real ya que partidos con un 10 por ciento de votos pueden obtener un escaño y partidos con un 1 o un 2 por ciento pueden tener hasta 15, además de que si un 20 por ciento de la población vota a un partido y el número de votos en blanco o nulos de esas elecciones es de un 50 por ciento, se dirá que a ese partido lo apoyan un 40 por ciento de los votantes y obtendrá su correspondiente número de escaños, cuando en realidad no es así.

Todo esto son hechos, en ningún momento hablo de si el sistema está bien así o no, o de si directamente me agrada o para nada lo hace. Lo que sí puedo afirmar es que todo lo relacionado con la política, que al fin y al cabo debería reunir todas las formas posibles de decidir cómo actuar ante una situación, es claramente discutible y puede ser planteado de infinitas maneras. Al fin y al cabo esa es la forma filosófica de actuar y el tiempo ha demostrado que acaba siendo la mejor para que la humanidad progrese, dejando de lado ahora si de verdad estamos progresando o solo estamos complicando mucho más nuestras vidas.

Con todo esto puesto sobre la mesa tratemos de analizar la situación actual. Llevamos tres años en una crisis económica en la cual cada vez nos hundimos más siempre que hacemos un amago de salir de ella. En España el mayor problema fue una burbuja inmobiliaria que muchos expertos entendían peligrosa, pero nadie les hizo caso porque todo el mundo estaba ganando dinero. Sobretodo ganaron los bancos, pero dicen que no se les puede echar la culpa ya que casi todos los que tenían una parcela de tierra, por pequeña que fuese, aprovecharon para venderla.

Vale, sí, entendido entonces. Da igual si la culpa es de todos o no pero lo que es cierto es que la única forma de arreglarlo es que todos apechuguemos con parte del problema. Sin embargo, no puede ayudar en la producción del país alguien que por mucho que busca no encuentra trabajo, más aún si ese el conjunto de esas personas en busca de empleo asciende a los cuatro millones.

En una situación tan catastrófica, todos reducen su nivel de exigencia económica y muchos pasan a realizar trabajos cobrando mucho menos de lo que habrían ganado en un empleo adecuado a su formación académica. Juntando a los que logran encontrar algo y a los que permanecen desde el principio en su puesto de empleo, nos encontramos con unos trabajadores que, en su mayoría acobardados por un posible despido cada vez más fácil, se vuelven conformistas y prefieren estar así hasta que la situación mejore y puedan encontrar algo mejor.

Todo va a peor y los bancos y cajas empiezan a hundirse, pero gracias a Dios los directivos de estas empresas consiguen prejubilarse o dimitir pasando a cobrar pensiones excesivas que ellos mismos se han destinado con dinero que, en algunos caso extremos que se han dado, llega a provenir de inyecciones de dinero pública que se hacen al banco o caja para evitar su quiebra.

Mientras tanto los políticos siguen intentando arreglar la situación con medidas muchas veces poco estudiadas y casi siempre con un corto plazo de actuación, destinadas a intentar no perder los pocos votos que les queden y poder mantener su puesto de trabajo. Al fin y al cabo hacen lo mismo que los demás. Los recortes comienzan a darse y el número de funcionarios y el presupuesto destinado a ellos comienza a descender, pero los políticos siguen cobrando lo mismo y algunos incluso se suben el sueldo. Por supuesto ninguno de ellos plantea eliminar o reformar instituciones tan poco útiles en este momento como el senado o las diputaciones, no vaya a ser que sus compañeros de partido se queden en la calle.

Digo yo que, aunque hayamos estado conformes con esto mucho tiempo y pensemos que es mejor vivir preocupados solo por problemas personales en lugar de interesarnos también por problemas comunes, ya va siendo hora de que todos comencemos a participar más en la política y decidamos más a menudo, y con criterio, cómo queremos que sea nuestra vida y la de nuestros posibles descendientes.

Quizá descubramos una realidad distinta a la que estamos acostumbrados y seamos capaces de mejorar un mundo en el que, para mal de la mayoría, la colaboración está perdiendo el hueco que tanto le ha costado hacerse. Puede que tras ver el sol prefiramos volver a la cueva de la ignorancia y observar a los que nos gobiernan sin entender sus intenciones, pero probablemente estemos mucho mejor poniéndonos a su nivel y comprendiendo que somos nosotros los que les están dando su puesto de trabajo, sus verdaderos jefes.

Fuera de la redacción, y cómo comentario humorístico, quiero comentar una imagen que vi en internet hace unos meses. En ella aparecía el líder de uno de los partidos opositores al gobierno que va a presentarse a las próximas elecciones como candidato a la presidencia, entrevistado por un grupo de periodistas. Estos le hacían una pregunta más o menos así: “¿Señor (insértese nombre del candidato), cuál es su solución para la crisis?” A lo que él responde “Pues la mía meterme a presidente, la vuestra… Ni puta idea!” Claramente es una parodia y él nunca ha dicho eso, pero si la viñeta triunfó tanto internet fue por algo.

domingo, 21 de agosto de 2011

Era obvio.

http://www.lasexta.com/sextatv/veranodirecto/macrobotellon_en_madrid_mientras_el_papa_duerme/260233/6563

Por si a alguien no le había quedado claro. Son tan hipócritas que necesitan arrastrar a gente de cualquier manera para dar a entende que siguen habiendo muchos fieles al Vaticano.

Seguro que por mucho que la iglesia esté en contra del preservativo esta semana en Madrid se han vendido más que nunca.

Y vamos de modernos en este país.

http://danielnuevo.com/blog/solo-por-informar/

Leedlo, no tiene desperdicio. Puede que si no escriba algo sobre esto es porque últimamente no escribo mucho, pero quizás sea porque en ese texto ya está todo dicho. Vergüenza es lo que siento. Que acaben así las cosas porque les ordenan dar privilegios a los participantes de las JMJ y frenar a cualquiera que no participe en ellas y pase por allí.

Porque es mejor ser crítico.

http://barbijaputa.blogspot.com/2011/08/abuelo-ven-aqui-que-te-cuente.html


Os pido a todos que lo leáis, porque solo son cinco minutos. Eso sí, de que después de hacerlo os tiréis un montón de tiempo pensando no tengo la culpa si es que hay mal en ello, porque lo único que demostrará que reflexionéis sobre este texto es que no sois zombis sin cerebro a merced de aquellos que mandan en esta sociedad, jugando a decirnos qué tenemos que pensar y cómo tenemos que actuar.

Porque de nosotros, los jóvenes, depende que este país cambie.

lunes, 1 de agosto de 2011

Una canción que lo dice todo sin explicar nada.



El amor.

Nunca sabes si realmente lo has hallado.

Podrás pasarte media vida buscando y aparecerá cuando menos lo esperes.

La droga más barata y a su vez la más difícil de encontrar.

El antídoto del inconformismo.