jueves, 23 de junio de 2011

Querer es poder.

Hay mucha gente que piensa que ser sordo, ciego, discapacitado, y en definitiva cualquier tipo de, llamémoslo así, desventaja, es la excusa perfecta para tener una vida sin amigos en la que solo te apoyan tus familiares, y te reconoces a ti mismo como marginado social.


Fijémonos ahora en un bebé: En sus primeros días de vida no nos escucha, y si lo hace no nos entiende; apenas ve nada; no puede andar; es capaz de emitir sonidos pero ni mucho menos hablar; comer y dormir son sus objetivos para poder crecer; puede medir poco más que la palma de la mano de su padre y no va a ser capaz de resolver ningún problema más allá de llamar la atención para que lo cuiden.
Sin embargo, un recién nacido es motivo de alegría para todo familiar, por lejano que sea. Todos lo quieren tomar, le hacen regalos, quieren jugar con él y hacerle reír… Pero bueno, aún podréis decir que es un caso excepcional porque representa el futuro y de hecho va a ser el que cuide de sus padres cuando ellos no se valgan por sí mismos.

¿Y esos padres que se hacen mayores, los ancianos? Pero si una persona de avanzada edad viene a ser más de lo mismo. A la mayoría les dices “digo” y entienden “Diego”, no se ven si no es con lentes de culo de vaso, murmuran cosas que nadie entiende, comen por placer sin importarles su peso o no pueden comer a causa de enfermedades, disminuyen en estatura por sus problemas de huesos y articulaciones, muchos van perdiendo el control sobre su cerebro cada día más, y por supuesto no representan el futuro de nada como los recién nacidos.

Pero ahí están todos aguantando, ganándole batallas una y otra vez a la muerte, viendo crecer a sus familiares y alegrándose por sus alegrías. Charlando con sus amigos durante un tiempo interminable cada vez que se los encuentran. Queridos por todos, cuerpo y mente experimentados en la extraña vida que pronto para ellos acabará, siendo llorados por todos sus seres queridos.

Procura vivir la vida lo mejor que puedas, acercándote siempre a los que te entiendan y olvidándote de los que no lo hagan. Aprovecha tus desventajas para lograr lo que quieres y aprende a reírte de tus propios defectos. Pero nunca, y nunca es nunca, pienses que eres un ser inferior que no tiene nada que aportar. El más ignorante de los humanos siempre tendrá una lección que darle al más sabio. Todos los que lo desean pueden aportar su grano de arena a la humanidad, lo único necesario es la intención de hacerlo.

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